Hablando con Japón

Si bien es cierto que para conocer un país es importante visitar sus monumentos más conmemorativos, abrirse a su gastronomía y tener cierta noción de su historia, también es fundamental conocer a su gente. En una conversación de breves minutos puedes llegar a descubrir un mundo totalmente diferente al que previamente habías imaginado. Cuando empiezas a relacionarte, las puertas de la cultura se abren ante ti y el fluir del conocimiento arranca.   

Estos últimos días en el sur han sido maravillosos. Hemos tenido la gran suerte de conocer a varios japoneses y hacer buenos amigos. Los habitantes de Kyushu son especiales, alejados de la frialdad de Tokio, no tienen reparo en entablar conversación. Ya sea en ingles, algo de japonés o incluso a veces en español, aunque frecuentemente es una mezcla de las tres, el pueblo japonés nos da la bienvenida y desde el primer instante no muestran otra cosa que no sea cariño o admiración. En cuanto la palabra España sale de nuestra boca se despierta el interés y un corro de gente se organiza a nuestro alrededor.

Para amenizar

Después de unos cuantos días un poco desconectados del mundo volvemos a la carga con algunas novedades.

Estos últimos días han sido bastante moviditos, tanto que no hemos tenido tiempo de iros poniendo al día sobre nuestras actividades en el país del sol naciente. Hemos llegado hasta el mar de Japón y al segundo santuario más sagrado de la nación, hemos recorrido el mar interior desde Shikoku hasta retornar a Honshu tras recorrer 70km en bicicleta y atravesar islas y puentes. Ah, y no podía olvidarme de ese gran festival al que asistimos en Saidaji y en el que pude degustar un poco de calamar seco, gran acompañante para la cerveza. Jose no lo probó porque aún tiene ciertas barreras culinarias, aunque poquito a poco las va superando.

En resumen, un sinfín de episodios que antes o después acabaremos relatando en profundidad.

Pasado este sumario solo me queda desearle suerte al Madrid esta noche en la liga de campeones y esperar que por fin pongamos fin a la mala fortuna de los últimos años.

Yo por lo menos hoy me despertare a ver el partido a las 4:45am hora local. Y ya por fin tras tanta palabrería las esperadas fotos. Disfrutadlas.

La moneda y el destino en Izumo Taisha

Que hacemos estos dias - Onsen y gastronomía

Bueno, quería escribir una entrada corta sobre lo que hemos estado haciendo estos últimos días. Iré directo al grano y no subiré fotos porque no tengo mucho tiempo. En este hotel no tenemos wifi...

Para los que se lo pregunten, ya hemos tomado varios baños tradicionales, tanto en interior como en exterior. Hemos estado en tres sitios diferentes, un onsen privado de un hotel, un onsen público y un rotemburo. En el privado nada destacable, bañera caliente y tres duchitas con el típico pequeño asiento. Nos sirvió como primera toma de contacto y para aprender el modo de hacerlo correctamente. En el baño público la cosa cambió, había más gente y hasta vimos a un Yakuza lleno de tatuajes. Era un onsen no muy grande en Takayama. Lo llevaba una mujer muy mayor que no se asustaba de ver hombres y hombres desnudos, porque en los onsen no puedes ir con bañador ni nada. Y por último el rotemburo; es igual que un onsen pero al exterior. Una pasada.

Ya hemos probado la ternera de Kobe, 200 euros nos costó la cena, y al menos para mí fue una gran decepción. Sin embargo el sushi me está encantado, especialmente el maguro-toro.

Bueno como veis algo corto, pues no hay tiempo para escribir más. En breve más fotos y más cosas, ¡pero ahora nos vamos a una fiesta!

Me es imposible no escribir nada sobre una de las ciudades más trascendentes en la historia de Japón. Bautizada como Heian para después pasar a llamarse Kioto, capital de oeste, ha sido no solo el lugar de emplazamiento de la residencia imperial durante más de mil años, sino también el centro neurálgico del país y origen de las más variadas, impactantes, heroicas y, como no también, sensuales historias.

Fototeca

Sentimos el retraso, pero el ritmo de viaje nos tiene muertos, aunque de vez en cuando sacamos un ratillo para ir poniendo cosas.

En la Villa de Hida en Takayama

Más fotos

Fotos de los días 7 a 10 de febrero.

En Takayama jugando en la nieve (10/2/2011)

¿Sumo y sigue?

A raíz de cierto deportista que en los últimos meses se ha hecho famoso en la provincia, todos estaréis enterados del enorme desarrollo y expansión que ha tenido últimamente el sumo. Se trata de uno de los deportes más antiguos de Japón. Siempre considerado referente de tradición y uno de los eventos mas importantes del país. Gran carga de nobleza y respeto a la par que un espectáculo de choque de energía en súbita explosión.

Campeón de sumo. Foto tomada en el museo Sitamachi en el parque Ueno

¿Qué probabilidad hay de encontrar a alguien conocido en Tokio siendo de España?

Pues atentos todos, porque íbamos caminando por Akihabara en Tokio y de refilón veo a alguien que me suena. Podría ser Juanma de la uni, me giro y digo flojito: ¿Juanma? Se da la vuelta y efectivamente, ¡era él! Impresionante, mucho menos probable que acertar una quiniela. Así que hemos ido con él y con su amigo Unai (que está currando en Tokio) a cenar. Escribo la historia rápidamente que me estoy sobando, y adjunto una foto como prueba.

Primeras fotos

Bueno, en respuesta a aquellos que no aguantaban más, por fin hemos comprado un lector de tarjetas SD, así que podemos subir mejores fotos y con mayor variedad.

Entrada al templo Meiji (6/2/2011)

El Sumidagawa y Hamarikyu koen

Muy buenas a todos y perdón por el abandono de los últimos días, pero con el ritmo que llevamos necesitamos dormir de vez en cuando y ayer llegamos tarde y nos fue imposible escribir nada. Por otra parte por ahora las únicas fotos que puedo subir son las que saco con el Ipod, con lo que no son las de mejor calidad, aunque intento que sean interesantes.

Dicho esto y a falta de unas primeras impresiones de Tokio (que ya llegarán, no os preocupéis), empiezo hoy con nuestra aventurilla por el río Sumida-gawa (río en japonés).

Primeras anécdotas

A pesar de que llevamos apenas 36 horas en Tokio, ya hemos encontrado bastantes cosas de la cultura nipona que nos han llamado la atención y hemos sufrido/disfrutado algunos momentos curiosos.

- A pesar de ir el metro totalmente lleno, solo escuchas silencio, la gente no habla, simplemente cacharrean con el móvil, leen un libro o duermen. Nadie lleva estridentes melodías en sus teléfonos, ni hacen nada que pueda molestar a nadie, son sencillamente “mejores que nosotros”...

- Esta tarde hemos estado en el templo de Asakusa para ver la fiesta del Setsubun. Rodrigo ha pedido un dulce que creía que debía mojar con una salsa dulce. Cuando iba a meter el dulce en la salsa, el dependiente le ha dicho que era wasabi y que mejor le echara solo un poquito usando un palillo. Rodrigo entonces en un alarde de valentía e insensatez lo ha cubierto totalmente de la salsa, sencillamente no había entendido que era wasabi. Se mete todo el dulce en la boca del tirón. Se queda quieto, pone cara de horror, pero está rodeado de gente y no puede escupir la comida al suelo. Se queda sin respiración, empieza a ponerse rojo y pone caras extrañas. Tarda más de un minuto en tragar la comida que tiene en la boca y sale en busca de alguna bebida sin aun pronunciar una sola palabra. Así es el Dr. Borobia.

- Subimos a la torre de Tokio de noche, es impresionante a más no poder. Desde arriba se veía una extensión infinita de rascacielos y luces de colores, cuando digo infinita es infinita, no podías llegar a ver el final de la ciudad por ningún sitio excepto por donde limita con el mar.

Bueno ya iré contando más cosas que ahora tengo muchísimo sueno. Ya subiremos fotos cuando podamos.

¡Un abrazo para todos!

Llegó el ansiado día

Suele decirse que para realizar tus deseos más profundos tienes que esmerarte tanto como sea posible, intentarlo y nunca desistir; aunque también sufrir. Después de los últimos seis meses doy fe de lo primero, y pasadas estas últimas horas, de lo segundo.

No os engaño si os digo que ha sido el viaje más largo de mi vida y también el más pesado de todos. Hacia la compañía de vuelo no tengo más que agradecimientos por el buen trato recibido. Las primeras once horas hasta China se nos han hecho eternas, menos mal que el siguiente vuelo hasta Tokio se ha pasado rapidísimo, gracias a la emoción o a que no podíamos más.

Ha sido justo a falta de pocos minutos para aterrizar cuando entre las nubes aparecía un gigante para darnos la bienvenida a su tierra, al país en el que camina entre sus hermanos, a la morada de los Kami. Alzándose cual coloso se hallaba el monte Fuji. Momento de emoción sin parangón, la piel se me erizaba y algo despertaba en mi interior, después de tantos años, venturas y desventuras al fin estaba allí, viviendo un sueño de juventud que antaño prometí que algún día cumpliría.