Se presenta difícil la tarea que me dispongo a cometer, pues
resumir en unas cuantas líneas todo lo acontecido a lo largo de este año que
termina es tarea ardua, aunque, no lo negare, también muy placentera. Hecho lavista atrás y me encuentro a un muchacho pegado a una mesa, con la vista
cansada de tanto estudiar, pensando en lo que se le venía encima, sin poder
siquiera imaginar la magnitud y el impacto real que tendría en su vida.
Responsabilidades, oportunidades, diversión, sorpresas, libertad, amistades,
cosas que podrían ser, otras que quizá nunca serían..., muchas eran las ideas
que rondaban mi cabeza hace doce meses.
Los comienzos fueron duros, aunque es normal cuando estas en
la recta final de una carrera y te has guardado el resto para sacarlo justo en
ese momento. Menos mal que la proximidad de mi gran homenaje tras el MIR, que
no era otro que mi anhelado viaje al país del sol naciente con casi el mismo
recorrido de planificación que dicho examen, endulzaba esta situación y me daba
fuerzas para seguir adelante. Llegó el día clave, uno de esos pocos días en la
vida en los que el futuro está en tus manos y no puedes dejarlo escapar. Toda
una cita con el destino. Superada la prueba, con los nervios aún a flor de piel
y la digestión a medio hacer, me encontraba preparando la maleta y
despidiéndome de familiares y amigos. Empezaba lo bueno.