La fachada, único elemento que ha
sobrevivido hasta nuestros días, sigue perpetuando su legado, dando fe de una
época y atesorando la historia no solo de la ciudad, sino también de aquellos
que dieron la vida por sus creencias.
Su construcción se inició a
finales del siglo XVI auspiciada por los jesuitas, finalizándose las obras en
1602. Durante estos años el cristianismo, introducido por los portugueses,
había comenzado a ganar terreno a otras religiones locales, consolidándose como
el culto primario en la ciudad, en gran medida por la numerosa inmigración
proveniente de Europa. Ya a mediados de siglo el español San Francisco Javier
dejó huella en la zona, aunque el campo donde su semilla terminaría germinando
se encontraba en otro lugar.
En 1549 alcanzaba la costa sur de Japón, desembarcando en la ciudad de Kagoshima e iniciando el proceso de evangelización. Las autoridades consintieron este movimiento pensando en disminuir el poder de los monjes budistas y mejorar las relaciones comerciales con España y Portugal, sin embargo varias décadas más tarde cambiaron de opinión por miedo al colonialismo y a la cada vez más numerosa comunidad de creyentes (cerca del 10% de la población estaba bautizada a finales de siglo). En 1597 veintiséis cristianos fueron asesinados en Nagasaki como muestra de oposición del gobierno. Varias revueltas y años después se prohibió definitivamente el culto en 1630, persiguiendo y asesinando a todos aquellos que aún eran devotos. Para identificarlos colocaban un icono de la virgen y el niño en el suelo (conocido como Fumie) y les obligaban a pisarlo, los que accedían eran liberados y los que se negaban condenados a muerte. Algunos fieles se exiliaron a otros países que tolerasen sus prácticas mientras que otros perpetuaron la fe clandestinamente hasta la época de la Restauración Meiji, más de dos siglos después.
En 1549 alcanzaba la costa sur de Japón, desembarcando en la ciudad de Kagoshima e iniciando el proceso de evangelización. Las autoridades consintieron este movimiento pensando en disminuir el poder de los monjes budistas y mejorar las relaciones comerciales con España y Portugal, sin embargo varias décadas más tarde cambiaron de opinión por miedo al colonialismo y a la cada vez más numerosa comunidad de creyentes (cerca del 10% de la población estaba bautizada a finales de siglo). En 1597 veintiséis cristianos fueron asesinados en Nagasaki como muestra de oposición del gobierno. Varias revueltas y años después se prohibió definitivamente el culto en 1630, persiguiendo y asesinando a todos aquellos que aún eran devotos. Para identificarlos colocaban un icono de la virgen y el niño en el suelo (conocido como Fumie) y les obligaban a pisarlo, los que accedían eran liberados y los que se negaban condenados a muerte. Algunos fieles se exiliaron a otros países que tolerasen sus prácticas mientras que otros perpetuaron la fe clandestinamente hasta la época de la Restauración Meiji, más de dos siglos después.
Muchos de estos expatriados alcanzaron Macao y participaron en la edificación de la fachada, reflejo de la influencia asiática en la arquitectura jesuita, haciendo de ella una pieza especialmente singular. En 1835 un incendio arrasó la iglesia que no volvería a ser reconstruida, quedando milagrosamente intacta la portada.
Entre sus ruinas, plasmados en una
placa, sobreviven los nombres de aquellos japoneses que lo dieron todo por su
fe. En su cripta un cuadro recuerda a los que no se doblegaron y pagaron con su
vida por ello.
Después de mi estancia en Nagasaki
y haber conocido a varios japoneses cristianos esta es una historia que quería
y casi estaba obligado a contar. Fue un momento muy especial cuando sobre el
terreno descubrí estos hechos, sumando una nueva pieza al puzzle de la historia
que parece no tener fin.
Espero que os haya gustado o al menos parecido interesante. He intentado hacerlo ligero y he omitido varios detalles, por lo que si queréis saber algo más no dudéis en preguntar.
Un ambiente muy agradable el que se respira en el casco antiguo de Macao. Sin duda un lugar a tener en cuenta para visitar.
ResponderEliminar"¡Esto parece Portugal lleno de chinos!" Llegamos a pensar.
La pena es que ahora, con tanto edificio grande rodeando la ciudad, no se aprecia que, cuando se erigió esa iglesia, en un alto, debía ser algo totalmente fuera de contexto. Por grande y por el emplazamiento. Se ve que quien la hizo tenía poder y recursos.
Me ha agradado mucho su entrada, doctor.
Y a mi me ha agradado mucho tu respuesta compañero de fatigas. Poco más que añadir a lo que dices, exceptuando el placer de tomar una cerveza de noche frente a ella huyendo del sofocante calor que nos machacaba durante el día. Y sí, realmente parece Portugal o lo más similar a esta ;)
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