Interrail, un billete para Europa

17 julio 2012

"Han pasado tan solo unos días desde que salimos de Madrid, pero parecen semanas. El susurro de las vías se ha convertido en agradable compañía; con el traqueteo de vagones y chirriar de ruedas hasta logra adormecerme. La cigarra, que canta entre el follaje mecido a nuestro paso, y los campos de tono amarillo intenso regados por el sol, dan testimonio del entrado verano que contempla el Viejo Continente. Aún mantengo la emoción que arrastro desde París al contemplar en la estación de trenes el cartel de destinos internacionales, dándome cuenta de una Europa rendida a nuestros pies. El destino en mente, el pase en nuestras manos. Podíamos ir donde quisiéramos, la sensación de libertad era plena."


Mapa del interrail

Creo que no existía mejor forma de introducir esta nueva etapa viajera en la que nos adentramos, recordando a grandes trazos aquello que rondaba mi cabeza hace cinco lejanos años. Por aquel entonces aún estudiaba la carrera y, aunque no me lo pareciera, era todo un pipiolo de la vida. Había viajado bastante para mi no tan corta edad, generalmente acompañado por familiares y amigos, aunque también en relativa soledad en mis aventuras lingüísticas por la Gran Bretaña. En mayor o menor medida siempre había existido algún tipo de intermediario organizador en todos ellos, salvo los propios de la península, por lo que cuando me vi en la tesitura de ser yo quien debía adquirir ese papel no supe muy bien por dónde empezar. Tras hacernos con el afamado billete lo primero fue establecer una ruta. A base de sumar y no retroceder el boceto inicial quedo algo demencial por no decir irrealizable. Vuelta sobre lo mismo, sacrificios y prioridades, dejando algún hueco a la improvisación, lograron despejar el panorama. Con algunos detalles por pulir (sobre todos ellos ciertos problemas con el alojamiento que supimos sacar al paso) e incógnitas por resolver marchamos a nuestra cita con Europa mochila a la espalda, bien cargada de sueños e ilusiones. Empezaba mi primer Interrail.


Billete de interrail


París, Bruselas, Amsterdam, Berlín, Praga, Budapest, Viena, Bratislava o Berna fueron las capitales que disfrutamos, pasando por otras ciudades tan bellas y variopintas como Munich, Gante, Brujas, Utrecht, Colonia, Bremen, Ginebra, Potsdam o la familiar Barcelona. Más allá de profundizar en la cultura de cada lugar, lo realmente imponente resultó ser el contraste entre los distintos pueblos y regiones; en poco más de tres semanas las confidencias de Centroeuropa nos eran reveladas. Tuvimos tiempo de vivir en el Medievo, rememorar el renacimiento degustando algunas de las mejores obras del continente, llorar el terror de las Guerras Mundiales. Nuestros ojos empezaban a abrirse al mundo, nuestra mentalidad cambiaba.

En nuestro día a día llegamos a considerar la cerveza como único líquido elemento, el chóped y las sardinas se instituyeron como base de la pirámide alimenticia, apurar el sueño se transformó en costumbre y coger el tren sin correr para lograrlo algo aburrido.


En Budapest durante el interrail


Todo ello forma una de las mejores experiencias de mi vida que no solo me formaron como viajero sino también como persona. Tan buena fue que solo dos años después repetiríamos, aunque eso ya es otra historia. Animo a cualquiera con inquietud y espíritu trotamundos a que lo pruebe, pues apuesto lo que sea a que a lo disfrutará. Para mi constituyó el detonante que me ha convertido, con el permiso del gran Julio Verne, en el Willy Fog que soy ahora.


Caminando por Europa de interrail


Cenando salchichas en Bremen de interrail


Brindis con cervezas en Munich de interrail


4 comentarios :

  1. Rodrigo, me gusta mucho tu descripción. Me siento también viajera con vosotros por todos estos lugares de la vieja Europa tan llenos de historia y arte. Estoy deseando seguir leyendo. No decaigas en el animo de escribir ni el de gozar viajando. Vive intensamente tus años que lo que queda atrá, no se recupera. Un beso.

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  2. Muchas gracias por el comentario. Sí, hay que aprovechar mientras se pueda y no dejar pasar ninguna oportunidad, que luego nunca se sabe cuando se volverá a presentar. Ganan de escribir no me faltan, generalmente lo que me falta es tiempo, jeje. Espero que el viernes pueda dejar alguna cosita más por aquí. Un beso.

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  3. "La cerveza como único líquido elemento". ¡Cuanta razón B! Sólo nos quedó ducharnos con litronas. Para otra vez.

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  4. jajaja, ya nos regábamos bien por dentro, tampoco es cuestión de desperdiciarla.

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