Bélgica es por meritos propios la insignia más brillante del
panorama europeo en lo que a producción de historietas se refiere. A principios
del XX, en plena revolución cultural, varios autores comenzaron a crear un
estilo propio basándose en las ideas transmitidas por la tira cómica, recién
nacida al otro lado del Atlántico. Se incorporaron historias elaboradas
volviendo a la narrativa clásica, se dio profundidad a los diálogos y se creo
un estilo de dibujo único, formando todo ello un género que marcaría el futuro
del cómic en Europa, la línea clara. Bajo la denominación "bande dessinée"
se agrupan historias tan famosas como las de Tintín (George Remí), Lucky Luke
(Morris), Los Pitufos (Peyo), Blake y Mortimer (Jacobs), Spirou y Fantasio. Seguro
que alguna os suena.
Todo este legado cultural está preservado en el interior de
una obra de similar calibre, pero distinto soporte y dimensión. El edificio que
lo alberga es ejemplo vivo del Art Nouveau. Restaurado para la apertura del museo
en 1989 comprende todos los elementos que transformaron la arquitectura en arte
vivo. Su creador, el afamado Víctor Horta, supo dotar el espacio con suntuosas
y elegantes líneas, conjugando hierro y vidrio para jugar con una luminosidad
que aparece desde varias direcciones. Una comunión peculiar la que comparten
estos dos géneros; artísticamente equilibrada y bella. Su localización, en
pleno corazón bruselense. Para más información, aquí su página oficial.
Nada más atravesar sus puertas encontramos varias figuras de
los personajes con mayor renombre de las series. El cohete de Tintín en la Luna
fue al primero que me dirigí. Junto a este un busto en piedra del protagonista,
bautizado en vida por el propio Herge. Otras de Spirou o los Pitufos completan la
colección. La exposición se reparte en varias secciones dedicadas a los autores
más conocidos. En su mayor parte se muestran páginas originales, revistas de la
época, figuras y dioramas en distintos tamaños. Resulta interesante, sobre todo
si mantenemos cierto espíritu de juventud o somos fans de alguna de las
historias referidas con anterioridad, aunque haya partes algo monótonas y otras
sean más escuetas de lo que nos gustaría. También es una gran opción si viajáis
con niños u os enamora la arquitectura. Si nos hemos quedado con ganas de más a
la salida merece la pena pasarse por su tienda de recuerdos y la biblioteca
adjunta, ¡no sabréis por donde empezar!
Apostaría a que la inmensa mayoría de los que contempláis
esta entrada habéis tenido contacto con estas series en algún momento de
vuestra vida, por lo que os invito a comentar alguna experiencia o recuerdo de
las mismas. ¿Cual era vuestra favorita? La mía creo que ya lo sabéis...
Una pena que no tuviéramos tiempo de visitarlo :(
ResponderEliminarSí, a Teo seguro que le hubiese gustado, jeje. Bueno, siempre hay que dejarse algo para volver...
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