Gante, corazón de Flandes

16 agosto 2012

Muchas son las ciudades que acuden a mi mente al pensar en el norte de Bélgica y los viejos territorios flamencos. La nota que las une es su inconmensurable belleza, aunque también resulta ser este atributo el causante de cierta discordancia a ojos del espectador, pues el concepto en sí mismo bien puede variar a tenor del que lo juzgue o lo disfrute. Si hablamos en estos términos muchos pensaran en la magia de Brujas y sus canales, engalanando la urbe y confiriéndole una hermosura que la hace única. Eso mismo pensaba yo hace un lustro, previo a mi partida interrailística. Ya en situación, las sensaciones fueron bien distintas, reafirmándose estas en mi vuelta a Flandes hace menos de un mes. Y es que la vecina población de Gante, muy tunante ella, supo robarme el corazón.

Emplazada a medio camino entre Brujas y Bruselas, su posición privilegiada siempre le granjeo importante beneficios, favoreciendo el impresionante desarrollo urbanístico con preciosos edificios e imponentes torres, la mayoría conservados en la actualidad, siendo así la ciudad flamenca con mayor número de construcciones históricas. Cabe destacar que fue residencia de los condes de Flandes y por ende cuna de nacimiento del emperador Carlos I de España. 


Sumergirse en ella es toda una delicia, dejándonos llevar por su casco antiguo de indudable corte medieval que nos transporta al pasado a cada paso que avanzamos. En pleno centro su castillo del siglo XII, de nombre Gravensteen o Castillo de los condes, nos mete de lleno en el papel.  Junto al canal las fachadas se reflejan en el tranquilo fluir de las aguas como vienen haciendo los últimos siglos. Por encima de ellos las torres se asoman, timoratas unas, valientes otras, gozando de la belleza del lugar. Además invitan cordialmente al transeúnte a auparse a su cima y compartir la visión con ellas; experiencia reconfortante y recomendable para los que no tengan miedo a las alturas. Me atrevo a sugerir el Campanario Municipal de Belfort, que según dicen ofrece las mejores vistas de la ciudad desde el siglo XIV. Erigido como símbolo del poder gremial fue coronado por un dragón dorado que escupía fuego por la boca (actualmente el dragón sigue vigilante, aunque se trata de un descendiente, pues el tiempo se encargo de retirar a sus predecesores).


Por si el conjunto no es suficiente para seducir al viajero, Gante aún guarda más sorpresas. La catedral de San Bavón, además de ser el lugar de bautismo de Carlos I, tiene el honor de custodiar una de las obras de arte más importantes de toda Europa y máximo exponente de la pintura flamenca, La Adoración del Cordero Místico, firmado por los hermanos Van Eyck. Desde el siglo XV el altar descansa en el templo, aunque no siempre ha sido así. Trasladado a París por Napoleón, vendido a piezas y después recuperado, robado por los nazis al comienzo de la Segunda Guerra Mundial y ocultado en una mina de sal que estuvo muy cerca de ser volada; su historia es digna de una pieza de tal calibre. De los veinticuatro paneles que lo forman, veintitrés son originales. El restante fue robado en 1934 y aún sigue en paradero desconocido, siendo una copia fidedigna la que ocupa su lugar. Es la joya de la corona de Gante, que por si misma hace que la visita merezca la pena.





2 comentarios :

  1. Felicidades! otra entrada mas a tu blog brillante. Es fabuloso leer tus descripciones, se puede cerrar los ojos e imaginar que se está ahí, además es de agradecer la cultura que aportas comentando hechos históricos e información interesante que rodea y complementa tus descripciones y las fotos, como siempre muy guapo. No imagino el placer que tiene que ser viajar contigo.
    Esperando nuevas entradas...
    XXX

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  2. Muchas gracias por tu comentario, me alegro de conseguir transmitir tanto con tan poco, jeje. El placer de la compañía en los viajes es mio, que no siempre es fácil encontrar compañeros.

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