Alquilar coche y circular en Japón

Entre las experiencias vividas en suelo nipón no podía faltarnos probar su asfalto, más por necesidad que por gusto, pero digno de recordar y compartir. Empezaremos por el principio. Dentro de las excursiones planeadas en el viaje había dos que era especialmente difícil realizar empleando el transporte público, por no decir casi imposible, siendo la única opción viable alquilar un coche. Es entonces cuando me asaltaron las dudas de cómo gestionarlo y empecé a investigar. Primero los requisitos; bastante sencillos: tener carnet de conducir en vigor y obtener un permiso internacional en la jefatura de tráfico de nuestra ciudad, un simple trámite. Una vez en el país las agencias de alquiler nos exigirán estos documentos además del pasaporte.

El precio es acorde al coste del transporte en el país, variando según el modelo elegido y los días de arrendamiento. Personalmente no me pareció caro, simplemente correcto a lo comentado con anterioridad.

En cuanto a la circulación recordar que en Japón se conduce por la izquierda. ¿Es fácil adaptarse? Ahí radicaba la principal incógnita que solo supimos resolver sobre el terreno. Ayuda sobremanera el que los coches sean automáticos, permitiendo centrar nuestros sentidos un poco más en la carretera. Hay que pensar que todo es al revés, desde los intermitentes hasta el limpiaparabrisas, e ir imaginándolo en todo momento al comienzo. Nosotros solo nos movimos por carreteras secundarias, sin pisar ninguna autopista ni meternos en grandes ciudades.

Respecto a la orientación las señales suelen ser bastante claras y los nombres aparecen tanto en japonés como en su traducción en Romaji (la escritura japonesa según el alfabeto latino). Es de mucha ayuda el que todos los coches tengan GPS incorporado, aunque para buscar una dirección no se introduce la calle, sino el número de teléfono.

La primera experiencia fue en el Monte Aso y alrededores. Me tocó romper el hielo y lanzarme a mi primero a la aventura (muy condescendiente Jose al dejar su vida en mis manos). Tras una corta lidia inicial a los pocos metros ya lo tenía dominado. Sobrevivimos a un incendio de montaña y a la lluvia, así que tan mal no lo debimos hacer. 

La segunda vez, mucho más confiados, transcurrió en el Monte Fuji y los lagos y villas que lo circundan. Quedó completamente confirmado que la experiencia es un grado. El coche era algo menos potente que el anterior, el típico utilitario que se ve por todo el país, pero aun así y con nuestro GPS-pollito (en la pantalla este animal marcaba nuestra posición) resultó ser una auténtica gozada.

Como veis no resulta muy complejo alquilar un coche en el país del sol naciente. Circular depende de vuestra pericia y ganas, pero nuestra impresión es que no es difícil e incluso resulta placentero, sobre todo si visitáis lugares tan especiales como los arriba mencionados. Espero que os haya sido útil. Si tenéis preguntas no lo dudéis y lanzadlas.

Os dejo con unos ejemplos de cómo se nos dio.