Retrocedo hasta sabe Dios cuantas horas desde que nos encontrábamos en el aeropuerto de Barajas esperando que despegase nuestro vuelo destino Dubai. No teníamos demasiado tiempo para el cambio de avión en la capital árabe, por lo que decidieron sumarle algo más de picante avisando por megafonía, y una vez subidos en el aparato, que por problemas de tráfico aéreo tardaríamos en despegar. Por suerte el retraso no paso a mayores, aunque algo sí que nos hizo correr.
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| Frente al palacio de la Reunificacion |
Amanecía ya cuando alcanzamos la ciudad de arena. Entre la neblina una figura con nombre propio aparecía en ella, aunque por su tamaño sería difícil no haberla visto. No podía ser otro que el Burj Khalifa, del que curiosamente hablaba hace poco por estos lares. Espectacular. También disfrutamos de las islas artificiales y arena, mucha arena. Fue pisar tierra y sin prisa pero sin pausa dirigirnos al siguiente vuelo cuando, sorpresa, pasan los billetes de mis amigos pero el mío no va. Inocente de mí me dan otro y pienso que es el mismo asiento, pero no. Cuando voy a preguntar me señalan la parte de arriba del billete, que curiosamente se había transformado en… clase Business. ¡Menudo gustazo!
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| El Burj Khalifa entre la neblina de Dubai |
De ahí a Saigón. Una vuelta nocturna agradabilísima y mejor día aún el de hoy. Nos hemos dejado llevar por la ciudad entre visita y visita, recorriendo las callejuelas, sorteando las motos con bastante pericia, probando distintas especialidades culinarias y sobre todo disfrutando enormemente. Y es que Asia me sorprende una vez más con una cara distinta, pero una nota consonante. Mañana iniciamos recorrido por el río Mekong, espero poder seguir dejando más detalles lo antes posible.
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| Comida típica a base de Pho |
A disfrutarla, es una ciudad espectacular en todos los sentidos :D
ResponderEliminarAsí es, toda una experiencia y un montón de recuerdos que llevarme
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