Regresar al hogar después de un largo periodo siempre es
algo que reconforta. El reencuentro con familiares y amigos tras la añoranza
acumulada no tiene parangón con otras situaciones, o más bien sensaciones.
Ayer, cuando por fin volvíamos a casa tras estos cuarenta y tres días de
andanzas y aventuras por oriente, no podía dejar de pensar en todo aquello que
dejábamos atrás.
A lo largo del día se sucedieron llamadas, visitas y varias
entrevistas. La gente estaba ávida de información, que en la medida de lo
posible tratamos de satisfacer. Nunca olvidare la cara de mi padre al
recibirme, ni la sonrisa que puso cuando al fin le entregue su tan ansiado
kimono. Entre el "jet lag", vivir mas de dieciocho horas de oscuridad
y llegar a rogar por ver el sol, una sucesión de compromisos que parecía no
tener fin y varios encuentros con amigos y compañeros de universidad, la
jornada fue pasando sin apenas darme cuenta.
Me metí en la cama con una intensa sensación de melancolía que me ha seguido acompañando hoy. No dejo de recordar a los muchos amigos japoneses que lo están pasando mal. Me siento como si parte de mí aún se encontrara en Japón, pienso que salgo del albergue de Tokio y paseo por las grandes avenidas de la urbe, miro la cara de la gente, trato de captar sus pensamientos, entro a una tienda y al salir sigo escuchando arigato gozaimasu.
Japón me sigue acompañando de la misma forma en que yo sigo
acompañando a Japón. Esto no es el final, sino el principio, el resurgir del
ave fénix de sus cenizas. La relación de idilio se mantiene, el país de los
kami todavía tiene mucho que decir, y me siento afortunado de poder ser yo
quién pueda ponerle voz. Este blog no termina con el viaje, el viaje se
reinventa y se retoma desde aquí, el vinculo se mantiene y se refuerza.
¡Banzai Japón! No dudes en que algún día nos volveremos a
encontrar.
Un fuerte abrazos para todos nuestros amigos japoneses y
para todas las personas que en estos momentos están sufriendo. Mi corazón esta
con vosotros. Gracias también a todos nuestros amigos y familiares por el
magnifico recibimiento. Supisteis crear el éxtasis dentro de nuestro particular
tormento.
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