Y es que aunque por Tallin no lo parezca, ya es Semana Santa, y las procesiones en España se preparan para recorrer las calles, y digo se preparan porque tengo entendido que el clima no acompaña. Un año más mis compañeros y amigos cofrades de la Pasión cumplirán la tradición, y rezo por que así sea, de sacar nuestro Cristo por la puerta de Santiago. Desearles suerte y ánimo, pues aunque físicamente no esté allí para arrimar el hombro, desde aquí estaré pendiente tanto como pueda de cómo les va.
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Lo que si saben ya en Tallin es quien ha ganado la Copa del Rey. Después de más de once años de afición futbolística al fin pude tachar otra cosa de mi lista y olvidar la amargura acumulada. Bien custodiado por un deportivista a mi izquierda y un colchonero a mi derecha, con otros tres madridistas conversos en la retaguardia, conseguimos imponer nuestro sentimiento por encima de la ingente cantidad de seguidores culés que se encontraban en el bar. El final de la historia increíble y el epílogo apoteósico. Es una de esas noches que no se olvidan nunca. Siempre estará entre mis mejores cuentos.
Respecto al viaje algunas ideas, dejando pendiente profundizar más en futuras entradas. Me comprometo a ello. El trayecto en barco de Estocolmo a Helsinki inundado de islas salpicadas por el brillo del sol al principio y la luna al final sobre unas tranquilas aguas bálticas que invitaban a la reflexión. Helsinki muy tranquilo y bastante pequeño, más islas y más rubias. Tallin ciudad de cuento y eterna en mi memoria.
Besos y abrazos de parte de todos.
Boro, en cada nuevo viaje te cortas el pelo??
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