Ancestros de Cantón

Primera mañana en la China continental, desayunamos mientras disfrutamos de la pausa y plasticidad del cuerpo humano que muestran las gentes de Guangzhou, multiplicado por varias decenas, en la práctica de la gimnasia matutina que tanta pasión despierta por estas tierras. Estamos junto a los muros del Hall ancestral del Clan Chen, hogar, escuela y refugio del linaje más importante de la ciudad en el pasado.

El edificio, subvencionado por las 72 familias que formaban el Clan, data de finales del siglo XIX. Construido al estilo Lignan, combina las tradiciones arquitectónicas de China, Japón y occidente para dar a luz un conjunto equilibrado y cuidado al detalle, con una brillante distribución de estancias y espaciosos patios donde disfrutar de sus magníficos techados que, tanto por su colorido como por su representatividad, llamaron particularmente mi atención.

Durante su centenaria vida ha sido templo en memoria de los ancestros del Clan, escuela de confucianismo, cuarteles durante la guerra con los nipones por parte de ambos bandos y ruinas tras los años que siguieron, hasta llegar a su actual función, museo de folklore y arte de la provincia. Entre los objetos mostrados destacan bellas piezas en madera y marfil, bordados, trabajos de palma, cerámicas, pinturas, muebles (algunos tan antiguos como el lugar en el que se encuentran).

Caminando por los corredores, o simplemente sentado en un taburete de cerámica, resulta sencillo retrotraerse intentando adivinar el ajetreo, ambiente y vida que una vez se desarrolló entre esas paredes. Yo deje libre a mi imaginación para que hiciese su trabajo y para nada quede decepcionado, aunque siempre ayuda el que muchas habitaciones estén amuebladas como antaño. Ahora entiendo por qué es una de las principales atracciones turísticas de Guangzhou que ningún viajero debería dejar sin ver.

Espero que os haya gustado. ¡Pasad buen puente!