Anochece en Tai O

13 enero 2012

Llueve; el cielo esta nublado, la noche acaricia al mundo y las sombras comienzan a fundirse con el infinito. El murmullo de un sosegado mar guía nuestros pasos como lo viene haciendo desde que llegamos al pueblo. Entre los verdes montes que nos rodean el humo de las casas asciende libremente, mientras el olor de una más que segura exquisita cena invade nuestras fosas nasales con toques de pescado y especias.

El pueblo de Tai O en Hong Kong

Habíamos serpenteado por las calles hasta llegar al templo dedicado a la diosa Tin Hau, guardiana de los pescadores, impregnándonos de olor a incienso mientras en la distancia veíamos como los aviones aterrizaban sorteando la escasa brisa que agitaba la vegetación. Aún con el regusto de la cerveza que me acababa de tomar, emprendíamos el camino de regreso acompañados por un perro, que desconozco si por aburrimiento, estupidez, diversión, soledad o simplemente esperanzado en sacarnos un bocado, no se apartaba de nuestro lado.

Cuando bajé del autobús no pensaba que este sitio fuese a marcarme como lo está haciendo. A simple vista es solo un pequeño cúmulo de casas de caña y chapa construidas sobre el mar, formando una aldea de marineros que llevan siglos viviendo de lo que les ofrecen las aguas del lugar. Sin embargo, es mucho más. Ejemplo vivo de lo que fue el auténtico Hong Kong y reducto de fidelidad y dedicación a una profesión y un modo de vida, puedo afirmar que Tai O, como se conoce esta villa emplazada en la isla de Lantau, es toda una experiencia que merece ser disfrutada con pausa y serenidad, empapándonos de estas cualidades que bien dominan sus pobladores.

El pueblo de Tai O en Hong Kong


Volvimos a pasar por los mercados de pescado, que ya habían cerrado, y decidimos lanzarnos a la aventura por el laberinto de casas, calles y canales. Nuestro compañero canino, y ya casi amigo, de vez en cuando se enzarza en disputa con algún gato. La táctica es siempre la misma, le mira, espera el momento y corre tras él, juguetea un rato, se lleva un buen zarpazo y vuelve, haciendo honor a la expresión, con el rabo entre las piernas, mientras nos mira como si esperase ayuda por nuestra parte. No debe ser muy valiente.

Caminando con nuestro perro en Tai O en Hong Kong

Y ahora aquí me encuentro, en mi última noche en Hong Kong y por ende en Asia, mojado, caminando sin rumbo fijo en la oscuridad, rota ocasionalmente por el tenue brillo de alguna farola, rodeando los confines del lugar y sin idea alguna de como regresar a la estación. Intento evitar que la tristeza por el fin del viaje me invada, pero nada importa, me siento vivo, estoy disfrutando como pocas veces.


PD: para aquellos como mi madre que no dominen demasiado el tema de los videos, os recuerdo que pulsando sobre el icono de youtube, o una vez iniciado el video haciendo click sobre el mismo, podréis verlos a pantalla completa y elegir distintas resoluciones. Espero que os gusten. Si tenéis alguna duda no dudéis en preguntar. Pasad buen fin de semana (seguro que mejor que el mío que me toca guardia... je)




Llegada a Tai O en Hong Kong

Panorámica de Tai O en Hong Kong

Templo de Tin hau en Tai O en Hong Kong


Tai O en Hong Kong



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