Tras esta reflexión, con renovada savia corriendo por mis
vasos, reincorporado al servicio de las batas blancas en la convulsa vida de mi
patria - aunque bien arropado por la relativa paz que disfrutamos en la
Alcarria - me hallo añorando aquellos días que pase en la Cochinchina. En concreto
una calurosa noche al poco de llegar, en la que cielo y tierra invirtieron
facetas en peculiar giro astronómico, auspiciado este por nuestro privilegiado
puesto de observación.
Caminando por la urbe dedicada al tío Ho es relativamente sencillo encontrarlo. Digamos que no se esconde, más bien le gusta lucirse; por algo es el mayor de la ciudad, símbolo de la modernización, progreso e inversión llevados a cabo en los últimos años.
Por si el título no fuese aclaratorio, me estoy refiriendo a
la torre financiera Bitexco. Si existe un lugar desde donde se pude dominar la
ciudad en todos sus ángulos es este. Los trabajos para alzar esta mole con más
de 250 metros
finalizaron en octubre de 2010, siendo por aquel entonces el más alto del país
(poco después un pariente en Hanoi le destronó).
La conocí vestida de púrpura, rodeada de un halo blanquecino que dilató mis pupilas, preparándome para lo que estaba por venir. La luna sobre nuestras cabezas era buen presagio. Me cogió de la mano y ascendimos a los cielos. Miré, busqué, frote mis ojos con fuerza, pero nada ocurrió. Resignado baje la mirada, y allí estaban; resplandecientes, infinitas, impetuosas. Simplemente la dirección elegida había sido errónea. Los perdidos astros del universo se habían estrellado en la tierra. ¡Que necio había sido al pensar que la luz de la ciudad me impediría contemplarlos!. Todo lo contrario, hasta estrellas fugaces asomaban, por no decir de la vía láctea que serpenteaba en medio de aquel caos planetario.
Allí mis sueños beben de otras fuentes, mi alma rebosa gozo;
hasta mi latir es diferente. Su recuerdo me acompaña ahora, deleitándome en
cada fotograma que emerge de mi mente e inspira la palabra escrita. Y yo me
pregunto qué sería de la vida sin estos momentos.
El mercado de Ben Thanh |
Edificio del comite del pueblo |
El rio Saigón |
La verdad que era un lugar increíble,con unas vistas tremendas y algún que otro récord a conseguir,jejeje.
ResponderEliminarJaja, sí el tema de los record he preferido no mentarlo, no encajaba con lo que quería contar. Quizás para futuras entregas en petit comite.
EliminarWelcome Borobia! Se nota que has disfrutado como un enano.
ResponderEliminarEnhorabuena por este último post, vaya prosa te has gastado :)
Muchas gracias por la bienvenida y por el comentario! creo que mi disfrute queda bien reflejado con esto, jeje. La verdad es que ayer estaba con ganas de hacer algo diferente.
EliminarCuando estuvimos por allí todavía no estaba terminada, molan mucho las panorámicas.
ResponderEliminarSí, no es que sea tan alta como otras, pero al no haber edificios de su tamaño a su alrededor se consiguen muy buenas vistas de toda la ciudad.
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