Promesas de oriente

28 mayo 2013

Retomar una línea de publicación tras un periodo de pausa puede ser en verdad complicado. Probablemente lo más sencillo hubiese sido escribir sobre alguno de los muchos temas que aún están pendientes de aparecer por aquí, sin embargo, dada la trayectoria marcada con el paso del tiempo y sobre todo el carácter cercano que siempre he querido plasmar, creo que la situación precisa de algo más. El porqué de este espaciamiento podría en parte quedar justificado por el trabajo (cursos, guardias, sesiones), en parte por alguna escapadita nacional que me he permitido, en parte también por obligaciones para con la familia y, en realidad, por una circunstancia con nombre propio (sí, una nada más y por cierto maravillosa) que ha cambiado no solo mi ritmo en la escritura sino también en la vida.


Concedida la explicación pertinente, sin profundizar por el momento pese a que para muchos no es ningún secreto y por descontado que yo no pretendo que lo sea, prosigo andadura sin abandonar la senda que gestó las páginas que precedieron a todo esto, remontándome a mi primera visita al continente asiático y al país que ve nacer al astro rey. Hace algo más de dos años que esas tierras conquistaron mi corazón, dejando un poso que me viene acompañando desde entonces y me recuerda periódicamente que lo que en mi propio hogar catalogaría de sueño fue real. Quedé encantado, tanto que la añoranza me llevo de ronda hacia otros vecinos continentales de los nipones mientras la idea de volver siempre ocupaba un lugar en mi mente. 

Lo que comenzó como un susurro terminó por transformarse en grito, JAPÓN, tanto que finalmente y en menos de dos meses volveré a poner pie en él. En esta ocasión el objetivo es llegar a lugares algo menos conocidos del país, incluyendo Hokkaido, la isla del norte y cabeza del dragón, para conocer el Japón más salvaje y menos desarrollado, pasando a continuación a la región Tohoku, la más devastada por el último gran terremoto, al norte de la isla de Honshu. A lo largo de todo un mes dejaremos que naturaleza, cultura, amistad, festivales, gastronomía, buena cerveza y mejor sake llenen de nuevo nuestro cuerpo, espíritu y corazón. A lo largo de las próximas semanas, espero, por aquí aparecerán no solo el itinerario, sino también impresiones, datos útiles (seguro que alguno nos dejamos de la otra vez) y puede que otras curiosidades o sorpresas.


Respecto a la compañía de la que gozaré no podía faltar en esta nueva aventura quién compartió la pasada desde el principio, mi buen amigo Jose. Y tampoco quería estar ausente esta vez quien le siguió a la hora de acompañarme en el hacer asiático por Hong Kong y sur de China, mi otro buen amigo Samuel.

Con esto no solo cumplo la promesa que hice al propio país tras el fatídico seísmo del 11 de marzo de 2011, la de regresar cuanto antes y visitar las zonas afectadas, sino también la que hice algo más de un año a Jose encaminada hacia los mismos fines. Son promesas que se cierran, aunque otras se han abierto recientemente con este continente y mi circunstancia para tiempos venideros, pero eso, por el momento, es otra historia.



4 comentarios :

  1. Sin ninguna duda me quedo con la frase: "por una circunstancia con nombre propio (sí, una nada más y por cierto maravillosa) que ha cambiado no solo mi ritmo en la escritura sino también en la vida."

    ohhhh q bonito!!! Ole Rodri!!!!
    Silvia

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajaja, gracias Silvia. Yo también me quedo con esa sin ninguna duda ;)

      Eliminar
  2. Buen viaje, es inevitable volver a Japón. En mi mente está ya ese tercer viaje y también me llama mucho la atención Hokkaido.

    ResponderEliminar
  3. Muchas gracias Pau! La verdad es que tenia muchisimas ganas de volver, y mejor aprovechar mientras se pueda. Ya detallaré Hokkaido tanto como pueda para acercarlo por aquí

    ResponderEliminar