Coronando el Asahidake

29 junio 2017



Si me pongo a pensar sabría precisar cuál fue exactamente la primera montaña que subí en mi vida, ya sea física o metafóricamente hablando. Reflexionando un poco más creo que mi bautismo como alpinista aficionado se debió producir casi con toda seguridad en el ascenso al pico Ocejón en la provincia de Guadalajara (el más alto de esta con 2049 metros), del que sí tengo muy gratos recuerdos y he repetido en más de una ocasión, tanto de día como arropado por un manto de estrellas con la luz de la luna iluminando mis pasos. Un padrino de excepción para obtener el título de iniciado, pues no me considero otra cosa dada mi experiencia.  


Vistas desde el volcán Asahidake en Hokkaido


En mi paso por el norte de Japón tuvimos la oportunidad de enfrentarnos a la montaña más alta de toda la isla de Hokkaido, el monte Asahi o Asahidake, que con sus 2290 metros destaca entre el cúmulo de formaciones volcánicas que componen el parque nacional Daisetsuzan, el más grande de todo el país, cuyo nombre significa “grandes montañas nevadas”. 


Montañas Daizetsuzan


Desde la lejanía mostraba un aspecto imponente, que se iba acrecentando a medida que nos acercábamos a su base en nuestro trayecto por la carretera, destacando su cima como una oscura testa que sobresalía por encima del vestido de tonos verdes con el que la madre naturaleza había tenido a bien cubrir el cuerpo. Una vez allí el primer paso fue tomar un teleférico que debía dejarnos al inicio de la ruta. 


Vistas desde el suelo del volcán Asahidake en Hokkaido


Nada más salir de la estación nos encontramos de frente con pequeños mantos de nieve (elemento que parece no faltar nunca en esta región) y algunas fumarolas de azufre en la distancia, emanando columnas de humo hacia el cielo como aviso de la actividad latente del volcán. Mientras tanto el Asahidake contempla sereno a los visitantes, esperando que tengan el valor suficiente para aceptar su invitación, pues muchos ni siquiera llegan a intentar la subida. Nosotros, como paso previo y para irnos mentalizando, decidimos imitar a estos últimos y damos un pequeño paseo por los alrededores, contemplando varios estanques, fijándonos en la fauna y flora local, acercándonos a las fumarolas para “disfrutar” del característico olor a huevo podrido o buscando a lo lejos los lagos y montañas del parque. 


Monte Asahidake en Hokkaido


Una vez satisfechos emprendemos el ascenso. Sin atisbos de dudas damos los primeros pasos, dejándonos guiar por los encantos de un paisaje sobrecogedor en el que las rocas toman el protagonismo. Las tradiciones del campo y la montaña también se mantienen aquí, en consonancia con lo vivido en ocasiones pasadas como en la ruta por la llanura de Kibi, pues cada vez que nos cruzamos con alguien no falta el correspondiente saludo (¡konichiwa!), e incluso nos obsequian con unos dulces que nos amenizan el camino. Según nos vamos acercando el viento sopla cada vez más fuerte y la lluvia amenaza con interrumpir la marcha, aunque se limita a intimidarnos con un pequeño chubasco. 




En la recta final la ruta zigzaguea sobre un terreno de guijarros que tienta con jugarnos una mala pasada si tenemos la desgracia de posar el pie en el lugar equivocado, aunque con algo de prudencia superarlo es relativamente sencillo. El simple hecho de imaginar las vistas que nos esperan es la mejor forma de evitar que flaqueen las fuerzas. Tras algo más de dos horas caminando logramos hacer cima. La sensación de domino sobre todo lo que nos rodea es impresionante. Un simple vistazo es suficiente para abarcar todo el Daisetsuzan e incluso más, llegando a encontrar una breve pero intensa sensación de soledad acrecentada quizás por los tonos oscuros que proyecta el cielo sobre la tierra. Sin duda somos unos privilegiados.  


Cima del monte Daizetsuzan en Hokkaido

El esfuerzo ha merecido la pena, pues no solo hemos coronando el Asahidake, sino todo un territorio; Hokkaido. Tomamos las fotos de rigor que atestiguan nuestra “hazaña” ante los más escépticos e iniciamos el descenso. Al principio, confiado y debo confesar que algo engrandecido, bajo corriendo el primer tramo sobre esos mismos guijarros de los que hablaba antes, hasta que en una de las curvas un pequeño desliz está a punto de salirme caro y me devuelve a la realidad de mi inconsciencia. El resto de la ruta pasa a un ritmo bastante más sosegado, pensado por momentos más con el estómago que con la cabeza, hasta que volvemos a la estación del teleférico.


Vistas desde el monte Asahidake en Hokkaido

Un típico Ramen de la zona constituye el mejor galardón al esfuerzo realizado. Por si fuera poco rematamos la jornada revitalizando el cuerpo en uno de los baños termales de la zona, con vistas a la montaña que ha dejado una huella imperecedera en nuestro espíritu, el Asahidake. Si estáis de visita por el norte de Japón y disponéis de tiempo y ganas no lo dudéis ni un segundo. Es una de las visitas más espectaculares de las que disfrutareis en esta región única que es Hokkaido. ¿Os atreveríais?


Monte Asahidake en Hokkaido


Fumarola de azufre en el monte Asahidake en Hokkaido
 

Lagos en el monte Asahidake en Hokkaido
 

Vistas desde el teleférico del monte Asahidake en Hokkaido
 

Ascendiendo el monte Asahidake en Hokkaido
 

Estación de teleférico en el monte Asahidake en Hokkaido


Camino a la cima del monte Asahidake en Hokkaido
 

Monte Asahidake en Hokkaido

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